Jeremy Blake: Winchester Trilogy

Jeremy Blake’s haunting Winchester trilogy explores the history of the Winchester Mystery House in San Jose, California. In the late 1800s, Sarah Winchester, heiress of the Winchester Repeating Arms Company, began to turn her eight-bedroom home into a sprawling mansion. Over the course of thirty-six years, Winchester hired construction workers to continually build over a hundred rooms, miles of hallways, and stairs leading to nowhere. Rumors swelled and many believed that Winchester—after losing her young child and husband—was cursed, and the seemingly never-ending construction project was the only way to appease the spirits of those killed by Winchester rifles. 

Beginning with the first film, Winchester, Blake layers archival photographs, digital animations, ink drawings, frame-by-frame retouching, and an ominous score to “provide an abstract or emotional tour—not so much of the architecture, but of some of the more fearful chambers of Sarah Winchester’s mind.” In 1906, the artist revisits the mansion’s interior spaces, particularly areas that were damaged by the infamous San Francisco earthquake of the titular year. In the third and final installment, titled Century 21, he shifts his attention to three domed movie theaters across the street from the Winchester House. Built in the sixties, the mid-century modern structures stand in contrast to the mansion’s bloated turn-of-the-century design. The buildings also allude to popular culture and its perpetuation of gun violence in film and television. Blake incorporates images and sounds found in old westerns, including their piercing, high-pitched gunshots.

La inquietante trilogía Winchester de Jeremy Blake explora la historia de la Misteriosa casa Winchester de San José, California. A finales del siglo XIX, Sarah Winchester, heredera de la Winchester Repeating Arms Company, comenzó a convertir su casa de ocho habitaciones en una mansión en continuo crecimiento. Durante 30 años, contrató a obreros de la construcción para construir incesantemente más de 100 habitaciones, kilómetros de pasillos y escaleras que no llevaban a ninguna parte. Los rumores se extendieron y muchos creían que Winchester, que había perdido a su hija y a su marido, estaba maldita, y que el proyecto de construcción, que no parecía terminar nunca, era la única manera de apaciguar los espíritus de los muertos por disparos de rifles Winchester. 

En la primera de las películas, Winchester, Blake superpone fotografías de archivo, animaciones digitales y dibujos a tinta en fotogramas retocados uno a uno, así como una siniestra banda sonora para “ofrecer un recorrido abstracto o emocional, no tanto de la arquitectura, sino de los rincones más temibles de la mente de Sarah Winchester”. En 1906, el artista retoma los espacios interiores de la mansión, especialmente las zonas que sufrieron daños por el tristemente célebre terremoto de San Francisco del mismo año. En la tercera y última parte, titulada Century 21, se centra en tres salas de cine abovedadas que hay al otro lado de la calle de Winchester House. Estos modernos edificios construidos en los años sesenta contrastan con el estilo grandilocuente de principios de siglo de la mansión. También aluden a la cultura popular y a su perpetuación de la violencia armada a través del cine y la televisión. Blake incorpora imágenes y sonidos tomados de películas del Oeste antiguas, entre ellos los de penetrantes y agudos disparos de pistolas.