Fantastically French! Design and Architecture in 16th-18th Century Prints
Saturday, March 5, 2022 - Sunday, August 14, 2022
From arabesques to grotesques and from sphinxes to snails, French printmakers combined ancient decorative motifs with newly invented ones to create designs for everything from jewelry to architectural façades. Beginning in the mid-sixteenth century with ornamentation for the royal hunting lodge of Fontainebleau, through garden designs at the palace of Versailles, to patterns for eighteenth-century home furnishings, prints were important sites of invention and served as vehicles for the proliferation of decorative motifs across a variety of media. Drawing primarily from the Blanton’s extensive holdings of French prints, this exhibition invites visitors to look closely at exquisite details, marvel at fantastic forms, and take delight in ornate embellishments that celebrate the creativity of artistic imagination across three centuries.
Gallery TextIntroduction
When French King Francis I (reigned 1515–1547) assembled an international group of artists to decorate his residence at Fontainebleau, he transformed the royal abode into the artistic center of France and established his country as a leader in the arts. Italian, Netherlandish, and French artists together created a novel decorative style characterized by abundant ornamentation. Many of these artists also made prints that circulated across Europe, ensuring the broad dissemination of the Fontainebleau aesthetic. As print production shifted from Fontainebleau to Paris and benefited from steady royal patronage over the next two centuries, French printmakers combined ancient decorative motifs with newly invented ones, contributing to styles known as French classicism and the Rococo. Printmakers generated designs that proved useful for goldsmiths, architects, and furniture makers. They also created elaborate, printed frames that compete for our attention with the images they surround.
Drawing primarily from the Blanton Museum of Art’s collection, Fantastically French presents prints associated with interior spaces and decorative objects largely intended for aristocratic patrons. The exhibition traces stylistic developments from the sixteenth through the eighteenth centuries. The final gallery takes us outside, with examples depicting elaborate gardens and architecture both real and imaginary. From patterns for jewelry to plans for magnificent palaces, the prints on view invite us to look closely at exquisite details, marvel at fantastic forms, and take delight in lavish embellishments that celebrate the French artistic imagination across three centuries.
French Classicism and the Rococo
French rulers, eager to assert political and cultural authority, continued their enthusiastic support of the arts until the demise of the monarchy at the end of the eighteenth century. Printmakers received a significant elevation in status in 1665, when they were allowed to join the Académie Royale de Peinture et Sculpture (Royal Academy of Painting and Sculpture). By this time, Paris was the primary print market for all of Europe, and French images of furnishings and designs appropriate for such royal residences as the Louvre and Versailles helped set the standard for European palace and interior design.
Turning from the exuberant style of Fontainebleau, artists such as Jean Le Pautre epitomize seventeenth-century French classicism. These artists took a more austere approach to the architectural and ornamental vocabulary of ancient Greece and Rome in their embrace of classical subject matter. In the eighteenth century, taste for a more organic aesthetic inspired by the irregular forms of shells and rocks, known as “rocailles,” manifested in a style called the Rococo. Lighter, curving, vinelike shapes complement contemporary scenes of love and courtship. Rococo ornament extended its tendrils across all manner of furnishings, from candlesticks to pulpits.
Architecture and Garden Design
French artists and architects drew inspiration from ancient Roman and Renaissance architecture, which they encountered through printed images and travel. Their designs for real and fantastical structures, as well as their treatises for architects and builders, combined Italianate influence with contemporary French taste. To complement opulent residences, French landscape architects designed elaborate formal gardens governed by symmetry and precision. These gardens, replete with water features and sculpture, were also the sites of entertainments involving fireworks and fountain displays. In contrast to the highly manicured, mid-seventeenth-century royal gardens at Versailles, where human will seems to triumph over nature, later gardens emphasize nature’s wildness and present outdoor spaces as sites of freedom from strict social codes. Between these poles of classicism and innovation, rules and their transgression, French artists generated an astonishing array of inventive designs that continue to inspire today.
Introducción
Arquitectura y diseño de jardines
Cuando Francisco I de Francia (monarca entre 1515 y 1547) reunió a un grupo internacional de artistas para decorar su residencia de Fontainebleau, transformó esta morada real en el centro artístico de Francia y estableció a su país como líder en el ámbito artístico. Artistas franceses, holandeses e italianos crearon juntos un nuevo estilo decorativo caracterizado por una abundante ornamentación. Muchos de estos artistas además realizaron grabados que circularon por toda Europa, lo cual garantizó una amplia difusión de la estética de Fontainebleau. A medida que la producción de grabados se trasladó de Fontainebleau a París y se vio beneficiada por el mecenazgo real durante los dos siglos siguientes, los grabadores franceses combinaron los motivos decorativos antiguos con los más nuevos, y así contribuyeron al clasicismo francés y al rococó. Los grabadores realizaron diseños que resultaron útiles para los orfebres, los arquitectos y los constructores de muebles. También crearon elaborados marcos impresos que compiten por nuestra atención con las imágenes a las que rodean.
Fantásticamente francés presenta grabados provenientes principalmente de la colección del Blanton Museum of Art sobre espacios interiores y objetos decorativos que fueron realizados en gran parte para mecenas aristocráticos. La exposición señala el desarrollo estilístico desde el siglo dieciséis al siglo dieciocho. La sala final lleva a los visitantes al espacio exterior, con obras que representan arquitectura y jardines complejos, tanto reales como imaginarios. Desde motivos para joyería hasta planos de magníficos palacios, los grabados expuestos nos invitan a observar más de cerca los detalles exquisitos, a maravillarnos con las formas fantásticas y a deleitarnos con ornamentaciones lujosas que celebran la imaginación artística francesa a lo largo de tres siglos.
El clasicismo francés y el rococó
Los gobernantes franceses, deseosos por demostrar su autoridad política y cultural, continuaron con su apoyo entusiasta de las artes hasta la abolición de la monarquía, a finales del siglo dieciocho. Los grabadores recibieron un significativo ascenso en su posición social en 1665, cuando se les permitió ingresar a la Académie Royale de Peinture et Sculpture (Academia Real de Pintura y Escultura). Hacia esta época, París constituía el mercado principal de grabados de toda Europa y las imágenes francesas de muebles y diseño apropiados para residencias reales como el Louvre y Versalles contribuyeron a establecer las normas de diseño de interiores y de palacios.
Al alejarse del estilo exuberante de Fontainebleau, artistas como Jean Le Pautre encarnan el clasicismo francés del siglo diecisiete. Estos artistas tomaron un enfoque más austero del vocabulario ornamental y arquitectónico de Grecia y Roma antiguas en su adopción de los temas clásicos. En el siglo dieciocho, el gusto por una estética más orgánica inspirada en las formas irregulares de conchas y rocas, conocida como “rocaille”, se manifestó en un estilo llamado rococó. Formas más livianas, curvas y semejantes a enredaderas acompañan escenas contemporáneas de amor y cortejo. La decoración rococó extendió sus formas naturales curvilíneas hacia todo tipo de muebles y accesorios, desde candelabros a púlpitos.
Arquitectura y diseño de jardines
Los artistas y los arquitectos franceses se inspiraron en la arquitectura de la Roma antigua y el Renacimiento, que observaron tanto en imágenes impresas como en sus viajes. Los diseños de estructuras reales y fantásticas, así como los tratados de arquitectura y construcción, combinaron la influencia del estilo italiano con el gusto contemporáneo francés. Para complementar a las residencias opulentas, los arquitectos paisajistas franceses elaboraron jardines formales gobernados por la simetría y la precisión. Estos jardines decorados con fuentes y esculturas también eran espacios de entretenimiento, con eventos que incluían fuegos artificiales y espectáculos de agua. A diferencia de los jardines reales de Versalles de mediados del siglo diecisiete, cuyo cuidado es tan detallado que la voluntad humana parece triunfar por sobre la naturaleza, los jardines posteriores enfatizan el estado salvaje de la naturaleza y presentan los espacios exteriores como lugares libres de códigos sociales estrictos. Entre estos extremos de clasicismo e innovación, reglas y transgresión, los artistas franceses crearon un despliegue maravilloso de diseños innovadores que continúan inspirando en la actualidad.